¿Por qué no es lo mismo tratar una plaga de ratas que de ratones…?

La respuesta reside no solo en el tamaño que diferencia estos dos  roedores, sino en su comportamiento. Las ratas son invasores casuales, sin embargo, los ratones llegan, se instalan y anidan, disfrutando de la comida y el refugio que allí encuentran.

Las ratas necesitan tener una fuente de agua a diario, pero los ratones, no. A estos les basta con la humedad que ingieren con la comida y  por lo tanto, no necesitan mantener esa ruta de escape o movimiento en busca de agua.

La diferencia de la forma de alimentarse  también condiciona su permanencia en un mismo lugar. Las ratas son por naturaleza neofóbicas, desconfiando de todo aquello que es nuevo, los ratones, en cambio, curiosos innatos, investigaran los cebos inmediatamente pero, normalmente, tan sólo ingerirán cantidades muy pequeñas de una misma fuente de alimento, prefiriendo obtener su dieta diaria de muchos lugares distintos.

Este detalle es importante a la hora de combatir esta plaga. Contra los ratones domésticos es eficaz colocar varios cebos, que contengan poca cantidad de rodenticida, con el objetivo de conseguir la dosis letal a través de pequeñas tomas de varios puntos. La distribución de los cebos ha de ser muy bien calculada, los ratones son escaladores y una vez dentro del edificio se extienden rápidamente por todas partes. Hay que cubrir los falsos techos, armarios, encima de las vigas, cavidades en el techo..etc.